Los orígenes del personaje siguen siendo un enigma, pero su fiesta un éxito
33.000 kilos de nabos lapidaron este año al personaje en lluvia, frío y sol, al final de la fiesta
Piornal, a 20 de enero de 2024
Un Personaje disfrazado de demonio danzante, que viste un traje multicolor confeccionado con multitud de cintas, y que cubre su cabeza con una diabólica máscara, así es el enigmático Jarramplas del municipio cacereño de Piornal.
Durante los días de la celebración 19 y 20 de enero, Jarramplas recorre las calles de Piornal tocando el tamboril, golpeándolo con las “cachiporras”. Mientras, los vecinos como castigo lanzan contra su cuerpo una lluvia de nabos, que llegan a ser decenas de toneladas.
Hablar de Jarramplas en Piornal, es describir las raíces más intimas de un pueblo serrano que durante siglos ha vivido de la ganadería y la agricultura. Por eso muchos lugareños basan esta festividad en el castigo que la población infringió a un ladrón de ganado en época remota.
Por otra parte, hay otros entendidos que afirman que Jarramplas deriva de la mitología griega y fue el castigo que Hércules infringió a Caco, mientras otros lugareños defienden que el personaje fue traído por los indígenas de las profundidades de América. Lo que está todavía no muy claro, es que sus orígenes siguen siendo desconocidos, pero el personaje está cada año más vivo que nunca. Ejemplo de ello es la gran lista de espera que tiene el pueblo para su escenificación. Jarramplas se arrodilla y golpea su tambor mientras suenan las 12 campanadas de la torre del reloj, un sonido muy acogedor para el protagonista. Entonces, como si surgieran de la oscuridad de la noche, empiezan a sonar las alborás, y más tarde las rondas…, explican casi con lágrimas en los ojos los dos protagonistas de la próxima edición.
LA FIESTA
La procesión de amigos y mayordomos comienza y detrás los protagonistas con Álvaro Gutiérrez y Sergio Rodríguez, los últimos dos Jarramplas por las calles de Piornal, estrechas, lluviosas, resbaladizas y llenas de miles de kilos de nabos, solamente 33.000, traídos de Castilla y León y de nuestro querido Portugal, hasta llegar a la sede del personaje.
Y así hasta el día siguiente, en que tras “Las Alborás”, “el Regocijo” y la Misa Mayor. Las múltiples salidas del Jarramplas por las calles, la procesión y el Rosario, la fiesta llega a su fin con una invitación a comer migas extremeñas en casa de los mayordomos.
El acompañamiento -chorizos, quesos, vino…- se saca de los productos ofrecidos por los amigos de Jarramplas y de los mayordomos en las peticiones de ofrendas para el Santo que se han ido realizando durante las horas anteriores. Todos unidos en convivencia social recuerdan lo mejor de la fiestas.