Rosa Sánchez de la Vega. Escritora
Madrid, a 3 de diciembre de 2023
Sobre una mesa de grandes dimensiones hay colocadas varias piezas, unas frente a otras, son idénticas salvo por el color necesario para que no haya discusiones si llega el caso de confusión. Solo es un juego de guerra, los wargames, su definición y función es la de recrear enfrentamientos armados en tierra, mar, aire, también en el estadio exterior.
El contesto puede ser histórico, ficcionando el pasado o dejándose llevar por la fantasía.
¿Quién no ha jugado representando escaramuzas, tácticas, contiendas, guerras? en este género; el de los juegos de guerra, sus protagonistas son dos ejércitos rivales que se enfrentan en un campo de batalla. Los jugadores tienen que mostrar su capacidad de estrategia y ataque. Lucha.
No solo es un juego violento, también exige al jugador concentración y análisis de la situación sin acciones rápidas.
En función de la magnitud de la contienda, intervienen aspectos económicos y políticos, ademas de que puede tratarse de una simple escaramuza cuerpo a cuerpo, una batalla, o un conflicto global.
Dependiendo de sus características pueden clasificarse en tácticos, operacionales, estratégicos.
Los juegos tácticos casi siempre recrean un episodio vivido, tirando de historia, la nuestra bien podrían recrearse algunos de los que acontecieron durante la guerra civil española. Una acción rápida, en un periodo breve de tiempo. El terrero, es lo de menos. Lo importante es la lucha directa. Un cuerpo a cuerpo…Muchos cuerpos a cuerpos.
Los juegos operacionales, tienen como en las novelas un inicio, un desarrollo, y el desenlace. Huelga decir que aquí no hay zonas demográficas en las que pueda haber civiles. Tampoco hay colinas, ni ríos. Sí, carreteras, edificios en ruinas. Cualquier otro escenario de una contienda bélica. Eso dice el manual de instrucciones.
El tiempo es importante y suelen ocurrir temporales para que la acción no se estanque.
Son batallas, enfrentamientos más reales.
Los juegos estratégicos. Simulan guerras completas. Los jugadores han de gestionar, ademas de lo meramente militar, también a la sociedad. Política, económica y religión.
Son batallas de gran envergadura que no se resuelven en pocos días, a veces duran años. Un juego de guerra donde el jugador debe superar constantemente retos, y responsabilidad para tomar decisiones.
Juegos de guerra. Enfrentamientos no civiles. Cuando termina cualquiera de las partidas. El vencedor se siente satisfecho. Ha ganado. El perdedor examina cuándo y dónde ha podido equivocarse.
Estos juegos se desarrollan sobre una mesa, en casa de alguno de los jugadores. O en cualquier lugar donde pueda colocarse un tablero.
Lo importante del final de una partida, es aceptar el resultado. Si fuéramos un poco más allá, podríamos haber apostado algo.
Fuese lo que fuese, ese era el final de la batalla. El vencido ha de ceder el territorio perdido.
En esta batalla, este enfrentamiento, esta contienda, esta GUERRA. No ha habido ataques a civiles, tampoco se han bombardeado hospitales, edificios, ni campamentos de refugiados. No se secuestran rehenes para violarlos, matarlos, degollarlos. No se asesina a niños, ni a bebés.
Sí, los bebés crecen y serán futuros soldados, habrá más batallas que batir. Pero no se trata de aniquilar una raza. Los recién nacidos y los niños tienen el derecho a crecer, a pensar, a ser educados, y no en el odio, sino en saber que cada uno ocupa un territorio, uno en el que con suerte alguien se enamorará del otro alguien del otro lado. Que se trata de vivir, de respetar, de crecer en esa línea.
Matar civiles. Niños temblando de miedo. Heridos. Nacidos. Paridos entre bombardeos sin medios quirúrgicos. Mostrar al mundo cómo se asesina a un bebé. Matar. Aniquilar.
El mundo, ese que llamamos civilizado lo contempla, se angustia, sufre. Lo ve. Pero solo lo ve en un tablero, sobre la mesa.
Basta ya.
Rafael Esbry Sánchez, hijo adoptivo de Plasencia y Jerte
