Miguel Ángel Morales. Presidente de la Diputación de Cáceres
Cáceres, a 9 de octubre de 2023
Hay categorías intelectuales y matices ideológicos que, dentro de la convivencia democrática, estamos obligados a aceptar, por higiene, por convivencia y por la asimilación imprescindible de un pluralismo, el social, que es el cimiento mismo de nuestro país.
Ahora bien, es inaceptable y combatible cualquier ataque a los derechos individuales y a las libertades. Esas son categorías morales que no podemos ni vamos a asumir porque, simplemente, atentan contra la paz y la armonía de la convivencia social.
Es triste que nuestra tierra tenga una referente político, en este caso que gobierna y por eso es referente, a una persona que se presentó ante la ciudadanía como la bandera de los principios y el cumplimiento de la palabra, algo que, como sabe todo el mundo, no tiene.
Doblegarse ante “machistas y negacionistas” para, habiendo perdido las elecciones, obtener el poder a toda costa, no hace más que confirmar que estamos ante alguien que no le importa ni defenderá jamás, la reputación y el orgullo que Extremadura ha venido construyendo a base de trabajo, honestidad y un proyecto integral de crecimiento sostenible.
No le importa romper políticas de estado en materia de cooperación internacional y apropiarse de lo que según sus socios, es un chiringuito. Hipocresía absoluta, si además recordamos que su partido dejó de financiar el programa Vacaciones en Paz, programa del que ahora intenta adueñarse sin respetar, siquiera, la privacidad de los menores.
Hipocresía cuando habla del derecho de las mujeres a la vez que suprime la Consejería de Igualdad, otra de las exigencias de Vox para alquilarle su apoyo en una investidura que pasará a la historia por el ejercicio de cinismo más vergonzante de nuestra historia democrática.
Hipocresía cuando le ordenan apuntar sus cañones hacia la derogación de la ley de memoria democrática de Extremadura, un ejemplo de reparación y de justicia que tanto miedo da a la derecha y sus socios porque, simplemente, no soportan verse reflejados en el espejo de la historia.
Nos enfrentamos a años duros después de construir las bases de una tierra que no ha parado de crecer y de generar empleo, de los 180 mil parados de Monago y Guardiola a los 80 mil de Vara y su gobierno, de las urgencias rurales que el PP cerraba, a los hospitales construidos y urgencias rurales abiertas por el PSOE, de la apuesta decidida por la cultura de Vara a la censura de obras de teatro del PP de Guardiola, una persona sin principios ni palabra, sin claridad a la hora de defender líneas rojas y decidida, como ya ha hecho, a venderse al diablo por mantener un sillón compartido con un partido que aún ondea la bandera franquista.