Puerto de Béjar, a 30 de diciembre de 2022
Por Pepe Blanco Blázquez.
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Días atrás, en un canal de TV referente a la subida de la pensión del 8,5 % para el año 2023, oí dos comentarios que dan una pincelada por donde van las cosas.
A una señora le preguntan qué le parece que le suban su paga el 8,5 % y la respuesta es rotunda: “Yo prefiero quedarme con mi ‘paguita’ y que se solucione la vida de mis hijos y nietos; porque llevo dieciocho años repartiendo lo que cobro entre todos”.
Un señor de Toledo deja su pueblo de toda la vida, para venir a Madrid con el fin de ayudar a su hija con tres nietos. Dice que cobra 970 euros de pensión y que nunca acaba el mes en buenas condiciones y, cuando lo termina, piensa en el milagro del mes siguiente.
Así pues, “cabezas pensantes”, tomad nota y permitid vivir con alegría y dignamente a los abuelos los últimos años de su vida. Son precisamente los que han levantado la España que tenéis en vuestras manos. Me duele la boca de repetir tanto esto.
Sabemos que el mundo no va por buen camino, pero a este colectivo es al que hay que tratar lo mejor posible; ya que no tienen una segunda oportunidad.
Dicho esto, si a un pensionista, que cobra 12.000 euros al año, le suben el 8,5 % le supone 1.000 euros al año ¡¡¡que bien!!!. Pero, al Presidente del Tribunal Supremo, 150.000 euros al año, un 4% supone 6.000 euros al año. Y políticos en general, un 3%, más prebendas, escoltas, coche oficial, etc. …
Este humilde opinador les asegura que muchos pensionistas estarían encantados de que todas estas subidas fueran destinadas a solucionar el grave problema de hijos y nietos sin ningún futuro. Así se nos quitaría de encima esta pesada losa que muchos aguantamos desde hace dos décadas. Y, además de soportar cuanto digo, algunos pensionistas mileuristas en estos días de frío invierno su calefacción con una manta y se alumbran con un candil ¡¡¡Manda huevos!!! ¿¿¿Se puede aguantar más???
Bien decía, y no le faltaba razón, la exministra Fátima Baños años atrás, por su 0,25 % de subida en las pensiones, que nuestros mayores están ayudando a miles de hijos. Yo digo, en estos momentos, algo más: nuestros mayores son los que han evitado una catástrofe nacional, poniendo sus pensiones al servicio de los demás.
Les pido a nuestros representantes que dejen “el circo del Congreso” y salgan un poquito a la calle, usen el transporte público para ir a trabajar y se enteren de todo cuanto pasa y ocurre. Y también les pido que todas sus subidas de sueldo y sus prebendas sirvan para solucionar, de una vez por todas, el grave problema de nuestros jóvenes o, por el contrario, que vivan un mes -siendo generoso- con 1.000 euros y que, después, me cuenten qué tal les ha ido ¡¡¡ C….es !!!
Un año más os deseo unas FELICES FIESTAS DE NAVIDAD Y UN PRÓPERO AÑO NUEVO.