Puerto de Béjar, a 27 de octubre de 2024.
Quien “hace” mi columna son los lectores que me animan a seguir. Uno de ellos, Padre Francisco, sacerdote del pueblo donde resido, de quien, con sus palabras, aprendo mucho. Querido amigo, cada día te superas en tu forma de transmitirnos los mensajes que salen de tu boca. ¡Gracias, por lo que aprendo de ti!
Sirvan estas líneas para homenajear a miles de alcaldes y concejales de todos los pequeños pueblos de España, que dan su tiempo a cambio de nada por el bien común; quitándoselo en muchas ocasiones a sus hijos, familia y amigos. Esto lo hicieron los anteriores, los de ahora y lo harán los que vengan. Y, además, la mayoría de ellos no cobra nada.
Pero los de “la gresca permanente, la descalificación y el insulto continuo”, éstos sí que cobran y llegan holgadamente a fin de mes. Señores, al Congreso se va a solucionar los problemas que tenemos – que son muchos y variados- y a solucionar lo que pasa en la vida diaria en la España “Vaciada”. El Congreso sigue instalado en el circo permanente, no se acaba, siempre sale algo para “gresca y más gresca”. Ahora está Venezuela, cuando se termine saldrá otra y los ciudadanos pagando siempre, siempre, los platos rotos. ¡Coño! Todo esto es de una extremada bajeza y, además, contagia a todos los pequeños pueblos de nuestra querida España.
Hay que hacer lo contrario, hay que cambiar…por el bien de todos. Con el insulto pierdes la razón y con el diálogo te haces grande y terminas haciendo grandes a los demás.
Tenemos todos que aprovechar lo bueno de la democracia y, sobre todo, respetar. Es una gran suerte hacer lo que hace cincuenta años no podíamos: votar. Hay que disfrutar de ello.
En muchos pueblos de la España “Vaciada”, la actividad económica no existe y, por ello, hay que aprovechar todas las fiestas y oportunidades que tengamos; y, con la ayuda de los poderes públicos, hagamos lo posible para que los pequeños negocios “hagan la mayor caja posible”, que buena falta hace. Dejemos de pensar en las ideas y pongamos por delante el título de esta columna: “Unidos, mejor…”
Siempre hay que poner las personas por delante de las ideas, como dice un buen amigo mío: “Diferente no es contrario”. Dejemos de pensar que estamos en los prolegómenos de una guerra incivil. Si esto fuera así, no se cobrarían las pensiones, no cobrarían los funcionarios, la policía, cuerpos de seguridad… y no disfrutaríamos de tantos servicios como tenemos.
En los miles de pueblos pequeños, donde residimos, tenemos que remar en una dirección por el bien de todos; porque los que están mandando ahora, los de antes y los que vengan hacen lo que en verdad nos corresponde a todos. En definitiva, todos formamos la comunidad y por esta razón siempre unidos mejor que separados y nos “lucirá más el pelo”.
Termino. El pueblo donde resido, el fin de fiestas 2024 nos ofreció un bonito espectáculo de cante flamenco y baile español en un lugar privilegiado. Para que la gente que asistimos estuviéramos felices y cómodos, un grupo de personas trabajaron por el bien de todos. Por esta razón traigo aquí una palabra bella y sencilla: ¡GRACIAS!; palabra que se conoce en todo el mundo y, además, es mágica por ser la llave que abre casi todas las puertas; pero hay que pronunciarla desde el corazón, no desde la especulación o la desgana.
Siempre se dice” piensa mal y acertarás”. Hagamos todo lo posible por cambiar este dicho inmemorial: Piensa bien y acertarás”. Esta es mi humilde opinión: “Unidos todos, pero unidos de verdad, siempre mejor”.
