La escritura de la fundación se firmó en Madrid, el día 25 de marzo de 1654, ciudad residencia de la mecenas
La familia donó una casa en la calle mayor de Madrid, varias fincas en Hervás y 30.000 ducados de vellón
Facha principal del convento de los Trinitario de Hervás.
Hervás, a 31 de diciembre de 2023
Las obras se iniciaron a finales del 1654 tras constituirse la fundación mediante escritura pública fechada en Madrid, el 25 de marzo del mismo año (se creó antes otra fundación pero no sivió). El 26 de abril, el Concejo de la villa se reunió para ratificar la fundación e iniciar los trámites de las licencias de obras. A la sesión acudieron los dos alcaldes, Francisco González y Alonso del Mártir, junto a 58 vecinos. El acuerde fue refrendado por unanimidad.
El 17 de mayo, los mecenas, el duque de Béjar, Alfonso Diego López de Zúñiga Guzmán Sotomayor y Mendoza y los responsables de la Orden Trinitaria, encabezados Fermín de San Juan Bautista, se reunieron en la ciudad de Béjar para pactar las líneas arquitectónicas del cenobio, las fechas de entrega de delcomplejo y también firmas las capitulaciones de gobierno de la Fundación.
El documento origina de la escritura fundacional tipifica que la fundadora María López Burgalés y su hijo donaban a la Orden de los Trinitarios una de las casas que poseían en la calle Mayor de Madrid, una finca ubicada a espaldas de ‘La Soriana’, en Hervás y 30.000 ducados de vellón, (unos 820.000 euros al cambio actual). La citada cantidad se dividía en tres partes, una primera de 8.000 vellones para la construcción del edificio y 2.000 más para la decoración ornamental. El resto del dinero se destinó a operaciones financieras que con sus beneficios sirvieron para el mantenimiento del edificio y para la manutención de los religiosos.
En las capitulares firmadas, que sirvieron para poco, porque los frailes de la orden no las hicieron ni caso, se mandaba construir una capilla Mayor que sirviera de sepultura para los restos de Juan López de Hontiveros, los de su mujer y de su hijo, así como de sus descendientes. Así como para las personas que sucedieron en el patronazgo de la Fundación. La única muestra que se observa es la aparición, en 1954, tras unas obras para hacer un jardín, donde apareció un sarcófago de 2,35 metros de largo, 0,85 metros de ancho y un metro de alto, donde aparecieron varios huesos humanos. El sacerdote hervasense Benito Herrero fue testigo del hallazgo. También se mandó construir una casa próxima al Altar Mayor para que los patronos pudieran oír misa diaria desde sus aposentos. Un diseño muy parecido al Monasterio de Guadalupe y al Real Monasterio de El Escorial, pero se desconoce si se construyó.
Se ofrecieron centenares de misas por el alma de Juan López de Hontiveros, su esposa María Burgalés, y por su hijo Bernardo y su mujer María del Castillo, que refleja el documento, pero poco hay de su contabilización.
FACHADA CARMESÍ
En el frontal de la fachada principal también se ordena colocar una escultura del Ángel Redentor y los dos escudos de armas, que actualmente preside la puerta principal, idéntica a la de San Nicolás de Bali, de Valladolid.
Los primeros problemas surgen en el diseño de la planta del edificio, muy superior al espacio de los solares que la familia Hontiveros-Burgalés tenían en Hervás, junto a la calle Centiñera, lo que hizo su traslado a la finca de ‘Los Arenales’, que tuvieron que comprar a varios vecinos para poder levantar el convento trinitario.
Algunos de los asientos contables existen en documentos anexos reflejan la compra de ladrillos y tejas que realizó Pascual Martín de la Ronda, por valor de 70 reales el millar. Los ladrillos se tenían que realizar iguales a unos que los trinitarios habían llevado desde Madrid. También se contabiliza el pago de los últimos 2.000 ducados por la últimas obras de fábrica.
En el edificio había un cuarto con diez celdas, donde se albergaban dieciséis religiosos, pero en varias ocasiones hubo más, lo que llevo al Concejo de Hervás a tener varios pleitos con la comunidad trinitaria. Estos procesos judiciales se explicarán en otro artículo.
LA INAUGURACIÓN
Tras la finalización de las obras, el 19 de octubre de 1659, los religiosos colocaron el Santísimo Sacramento y se le otorgó la gestión del edificio. Al acto acudió el marqués de Valero, Juan Manuel Diego López de Zúñiga (más tarde sería IX duque de Béjar 1664-1686), los clérigos y los vecinos del pueblo. El obispo de Plasencia, Luis Crespo y Mendoza, envió al diácono mayor Juan de la Cuba y Mendoza, por encontrarse en Roma tras ser nombrado embajador por el rey Felipe IV.
Durante la construcción del edificio los frailes vivían en una casa próxima propiedad del vecino Juan Sánchez Zalcas, que pasó luego a denominarse ‘Convento Viejo’.
El convento de Hervás fue un cenobio normal hasta bien entrado el año 1727, cuando se levantó el Colegio de Filosofía y Teología, llegando a tener más de 45 religiosos, entre frailes y hermanos legos.
En otros artículos ofreceremos los procesos judiciales y las cuestiones de la Desamortización del Complejo religioso de la villa de Hervás.